Como todas las noches despues de un estresante día de clases y en la biblioteca de la facultad, me relajo en el sofá y recorro un poco los calanes de la televisión.
Era una película antigua protagonizada por Marilyn Monroe cuyo personaje, Cherie, no quería casarse con Bo puesto que no era lo que ella esperaba; se sentía disconforme debido a que tenía que producirse el enlace pero huye en un autobús.
En una de las escenas, dentro del vehículo, dice así:
Empiezo a dudar de que no exista el amor que yo imagino.
Puede que yo no sepa lo que es el amor.
Sí, el tema del amor ha estado y está siempre muy explotado pero...¿quién no se ha hecho alguna vez ésta pregunta?
Detrás de Marilyn, a pesar de ser icono sexual, tener fama de mujer fatal y seductora, se encontraba otro universo, paralelo y distinto.
La más solitaria. Para Schneider ninguno de los hombres de Marilyn alivió su sufrimiento. Ni Di-Maggio que pese a quererla la maltrataba ni sus otros amantes: desde Sinatra y su clan mafioso a Bob Kennedy que "la utilizaba como un trozo de carne" o Miller de quien se acabó sintiendo "brutalmente traicionada".
La actriz "acabó odiando ser Marilyn mientras que soñaba ser reconocida como Norma Jean".
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