-Dame el jabón.
-Estoy enamorada.
-¿Estás enamorada? Qué encantador.
-¡Estoy enamorada! -Estoy enamorada, ¿entiendes? ¡Estoy enamorada! ¿Sabes una cosa? Eres un viejo. Estás engordando.
-Engordando, de veras? Qué cruel.
-Se te ha caído la mitad del pelo y la otra mitad está casi blanco.
-En diez años estarás jugando a fútbol con tus tetas. ¿Qué te parece eso? ¿Sabes lo que estaré haciendo yo?
-¡Estarás en...una silla de ruedas!
-Bueno, quizás. Pero, sabes...Estaré descojonandome hasta la eternidad.
-Qué poético. Pero por favor, antes de irte, lávame los pies.
-Muy bien.
-Sabes, él y yo hacemos el amor.
-Oh, ¿de veras? Eso es maravilloso ¿Jode bien?
-Magníficamente
-Sabes, eres una gilipollas. Porque vas a echar los mejores polvos en este apartamento.
Ponte de pie.
-Está lleno de misterios.
-Dame el jabón. Escucha, tonta del culo. Todos los misterios que puedas llegar a conocer en tu vida están aquí mismo.
-Es como todo el mundo pero a la vez es diferente.
-Quieres decir, como todo el mundo.
-Sí, pero incluso me asusta
-¿Quién es, tu chulo?
-Podría ser. Incluso lo parece. -¿Sabes por qué estoy enamorada de él?
-Estoy deseando que me lo digas.
-Porque él sabe. Sabe cómo enamorarme.
-Quieres que ese hombre al que amas te proteja y te cuide.
-Sí.
-Tú quieres que ese brillante, poderoso guerrero te construya una fortaleza donde esconderte para que nunca tengas...para que nunca tengas miedo. Ni te sientas sola o vacía. -Eso es lo que quieres, ¿verdad?
-Sí
-Bueno, pues nunca lo encontrarás.
-Pero, ya lo he encontrado.
-Entonces, no tardará en querer que le contruyas tú una fortaleza con tus tetas, tu coño y tu pelo,y tu sonrisa y con tu olor. Y un lugar donde pueda sentirse bastante a gusto y seguro para poder venerar el poder de su propia polla.
-¡Pero lo he encontrado!
-No, estás sola. Estás totalmente sola. Y no te librás de la sensación de estar sola hasta que no veas la cara de la muerte.
Bueno eso suena a gilipolleces románticas. Hasta que no metas el morro en el culo de la muerte, de morros con su culo...hasta que descubras la esencia del miedo. Y entonces, quizás...quizás entonces lo encuentres.
-Pero ya he encontrado a ese hombre. ¡Eres tú! ¡Tú eres ese hombre!
(Silencio)
-Dame las tijeras.
-¿Qué?
-Dame las tijeras de cortar las uñas
-Ahora, quiero que te cortes las uñas de la mano derecha, estas dos.
-Ya está.
-Quiero que me metas los dedos en el culo.
-¿Qué?
-Quiero que me metas los dedos en el culo. ¿Estás sorda? Vamos. Voy a coger un cerdo y voy...voy a hacer que te folle.
Quiero que el cerdo te vomite en la cara y quiero que te tragues su vómito. ¿Harás eso por mí?
-Sí
-Eh?
-¡Sí!
-Quiero que el cerdo se muera mientras te lo follas. Entonces tendrás que ponerte detrás de él. Quiero que huelas los pedos moribundos del cerdo ¿Vas a hacer todo eso por mí?
-Sí, ¡y más aún!¡Y peor! Y peor que antes.

El Último tango en París.